Es el mayor de los mamíferos terrestres que habitan en Chile, y el ungulado más grande de Sudamérica. Este camélido endémico del cono sur de Sudamérica a lo largo de toda su distribución, que abarca Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina y Chile, cumple variadas funciones ecosistémicas, tiene diferentes tamaños poblacionales y diversos tipos de relaciones con el ser humano (González et al, 2013). En general, su hábitat se caracteriza por un clima altamente estacional, inviernos secos o con cobertura de nieve en algunas épocas, temperaturas frías e incluso bajo cero, con vientos de moderada a alta intensidad y precipitaciones que combinan una alta evapo-transpiración y condiciones áridas, que en su conjunto generan una productividad vegetal baja (Franklin, 1982; Franklin 1983; Wheeler, 1995; citado por González, 2013). Son animales extremadamente territoriales, que demarcan su territorio con fecas y orina (Cortés et al., 2006), de hábitos gregarios y diurnos (Grimberg, 2010).
En la parte norte de Chile (Arica a O´Higgins) la distribución no es continua, y se asocia principalmente a sectores de la precordillera andina. Sólo en el sur de la región de Antofagasta (Paposo y Pan de Azúcar), así como en la Región de Atacama se observan poblaciones costeras, que para el caso de Atacama podrían tener conexión con las poblaciones del sector andino, toda vez que es posible encontrar individuos en el llano central (González et al., 2006).
La especie ha sido históricamente utilizada por las comunidades indígenas con fines de sustento para la obtención de carne para la alimentación familiar, cuero, piel y lana para las ropas de abrigo. En períodos post-hispánicos el guanaco fue intensamente cazado lo cual afectó en forma importante sus densidades poblacionales y en este siglo ha sido fuertemente comercializado (Cortés et al., 2006). La caza constante, la ocupación y fragmentación del hábitat, la competencia con ganado e instalación de cercos, entre otras causas (Torres, 1992; Franklin et al., 1997; González et al., 2006; citado por González, 2013) han provocado la disminución de la especie.
Según el Reglamento de Clasificación de Especies del MMA, entre las regiones de Arica y Parinacota y Los Lagos, la especie ha sido catalogada como Vulnerable.
En el Parque Nacional Pan de Azúcar, las condiciones climáticas, principalmente la presencia de densas nieblas (camanchacas), han permitido condiciones bióticas favorables para el desarrollo de la flora (base de la cadena alimenticia del guanaco), manteniendo así una biodiversidad importante en una zona desértica (Thompson, 2003); los Guardaparques de la unidad identifican al farellón costero como la principal zona de reproducción y hábitat de desarrollo de la especie; además, es el mayor vertebrado terrestre existente en el parque, con una población estimada en 80 individuos, según el último censo invernal realizado (2016), en donde su dinámica se ve relacionada fuertemente con los fenómenos de desierto florido, según los datos de los censos invernales 2012-2016, donde se han observado mayor número de individuos. Dentro de la unidad, la desertificación, la presencia y ataque de perros vagos y asilvestrados, los accesos vehiculares, las malas prácticas de la comunidad inserta y aledaña, se han identificado como las principales amenazas de este objeto de conservación, el cual, y a pesar de ello, forma parte del acervo cultural e identidad local de la región de Atacama.